PIAGET Y EL ESPACIO
(Parte I)
Jesús Espinosa Galaviz
Muchos
de los conceptos del desarrollo perceptual se deben a Piaget. Quizá, y desde mi
punto de vista, la mayoría de los conceptos del desarrollo, provienen de Gesell,
Piaget y Vigotsky. En esta ocasión quiero referirme al desarrollo del espacio
visual. Se ha argumentado que en sus investigaciones de esta índole, Piaget e
Inhelder tomaron muy pocos niños de muestra; sin embargo, investigaciones
subsecuentes les han dado la razón. Suchoff dice que la “Teoría General del
Desarrollo Cognitivo” o la teoría de Piaget, es un término “paraguas” que
abarca varias áreas específicas como el desarrollo del concepto del tiempo,
geometría, números, espacio, etc.
Particularmente
el desarrollo del concepto del espacio es de importancia para el optometrista
porque puede influir notablemente en su trabajo con niños. El primer espacio
del niño consiste de varios espacios sensorio-motrices heterogéneos, tales como
el bucal, el táctil, el visual, el auditivo y el postural. Piaget sostiene que el niño en esta etapa, no
responde a este espacio per se, sino
que responde a personas u objetos que están en la posición de sus ojos o
cabeza. A este espacio, Piaget le denomina “topológico,” y está determinado por
la visión.
Algunas
de las cualidades de este espacio son: la proximidad, en este aspecto
Piaget hace referencia a los objetos o personas dentro del mismo campo
receptivo. Entre más cerca esté un estímulo tendrá mayor interés para el niño.
La separación se refiere a la imagen perceptiva integrada. Por ejemplo,
un estímulo con el mayor contraste tendrá un mayor interés para el niño. La sucesión
u orden, se refiere a la conciencia de las distancias relativas con respecto al
niño, es decir “de mi hacia el entorno.” El término enclosure (o
cercado), se refiere a la conciencia primitiva de las relaciones entre los
objetos, es decir “de esto con esto otro.”
Como
puede entenderse, el desarrollo de este espacio visual está determinado por la
visión. La duración de este período abarca desde el nacimiento hasta los dos
años.
En
el caso del niño invidente o él que está con una afectación severa del sistema
visual, podemos deducir que está es la razón por la cual el bebé no se mueve, ya
que no existen elementos que puedan indicar un espacio visual. No existe un
lugar hacia donde moverse. La cercanía bucal, auditiva, táctil y postural no
proporcionan elementos suficientes para el desplazamiento, ni tampoco para el
desarrollo del espacio. Esto influye sobre el enderezamiento de la cabeza. Es
imperativo que los profesionales de la salud visual tengan conciencia de esto
para poder desarrollar un espacio visual táctil en los niños invidentes.
El
desarrollo de este espacio tiene también una estrecha relación con el
desarrollo de la constancia de objeto. En el niño vidente, la cercanía con el
rostro de la madre, las diferentes separaciones del contraste de ella con el
medio que la rodea. La sucesión de distancias relativas con respecto a él y la
conciencia de las relaciones entre los objetos, permiten que el niño pueda
desarrollar la imagen de la madre en distintas posiciones, ya sea de frente,
perfil, por detrás, etc. Esto le permite al bebé poder establecer la imagen de
la madre, incluso aunque ella no esté presente físicamente. Esto tiene una gran importancia perceptual como veremos en los siguientes capítulos.